26. Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesus, las puertas cerradas, y se puso en medio, y dijo: Paz tengáis.
27. Luego dice a Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos; y alarga acá tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel.
28. Entonces Tomás respondió, y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
29. Le dice Jesus: Porque me has visto, oh Tomás, creíste: bienaventurados los que no vieron y creyeron.
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