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Matthew 4:12-12 | Index | Matthew 4:17-17

Juan 4

1. De manera que cuando Jesus entendió que los fariseos habían oído que Jesus hacía discípulos y bautizaba más que Juan
2. (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos)
3. dejó a Judea, y se fue otra vez a Galilea.
4. Y era necesario que pasase por Samaria.
5. Vino, pues, a una ciudad de Samaria que se llamaba Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a José su hijo.
6. Y estaba allí la fuente de Jacob. Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó a la fuente. Era como la hora sexta.
7. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dice: Dame de beber.
8. (Porque sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.)
9. Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
10. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú pedirías de él, y él te daría agua viva.
11. La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes el agua viva?
12. ¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados?
13. Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14. mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15. La mujer le dice: Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, ni venga acá a sacarla.
16. Jesús le dice: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17. Respondió la mujer, y le dijo: No tengo marido. Le dice Jesús: Bien has dicho: No tengo marido;
18. porque cinco maridos has tenido; y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19. Le dice la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
20. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde es necesario adorar.
21. Le dice Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la Salud viene de los Judíos.
23. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en Espíritu y en verdad es necesario que adoren.
25. Le dice la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo; cuando él viniere nos declarará todas las cosas.
26. Le dice Jesús: Yo Soy, que hablo contigo.
27. Y en esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con aquella mujer; mas ninguno dijo: ¿Qué preguntas? O, ¿Qué hablas con ella?
28. Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a aquellos hombres:
29. Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿si quizás es éste el Cristo?
30. Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
31. Entre tanto los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
32. Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
33. Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?
34. Les dice Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
35. ¿No decís vosotros que aún hay cuatro meses y la siega viene? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, porque ya están blancas para la siega.
36. Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.
37. Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
39. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: Que me dijo todo lo que he hecho.
40. Viniendo pues los samaritanos a él, le rogaron que se quedase allí; y se quedó allí dos días.
41. Y creyeron muchos más por la palabra de él.
42. Y decían a la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.