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Isaiah 37:2-7 | Index | 2 Chronicles 32:17-17

Salmos 44

1. Al Vencedor: a los hijos de Coré: Masquil. Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus tiempos, en los tiempos antiguos.
2. Tú con tu mano echaste los gentiles, y los plantaste a ellos; afligiste los pueblos, y los arrojaste.
3. Porque no heredaron la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
4. Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes a Jacob.
5. Por medio de ti acornearemos a nuestros enemigos; en tu Nombre atropellaremos a nuestros adversarios.
6. Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará.
7. Porque tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
8. En Dios nos alabamos todo el tiempo, y para siempre loaremos tu Nombre. (Selah.)
9. Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales en nuestros ejércitos.
10. Nos hiciste retroceder del enemigo, y nos saquearon para sí los que nos aborrecieron.
11. Nos pusiste como a ovejas para comida, y nos esparciste entre los gentiles.
12. Has vendido tu pueblo de balde, y sin precio.
13. Nos pusiste por vergüenza a nuestros vecinos, por escarnio y por burla a los que nos rodean.
14. Nos pusiste por proverbio entre los gentiles, por movimiento de cabeza en los pueblos.
15. Cada día mi vergüenza está delante de mí, y me cubre la confusión de mi rostro
16. por la voz del que me vitupera y deshonra, por la voz del enemigo y del que se venga.
17. Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu pacto.
18. No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
19. Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, y nos cubriste con sombra de muerte
20. si nos hubiésemos olvidado del Nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno
21. ¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
22. Antes por tu causa nos matan cada día; somos tenidos como ovejas para el degolladero.
23. Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
24. ¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?
25. Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
26. Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.